lunes, 15 de septiembre de 2014

La esclavizada nación soberana de México

Hoy que se festeja la Independencia de México me viene al pensamiento el hecho de que en el primer momento de la conquista, entre 1521 y 1569, las leyes de indias otorgaban protección a las poblaciones más  bajas: los indios. Los indios recibían el trato  de “miserables”, un trato que era jurídicamente reconocido y defendido. Debido a su condición de desprotegidos, los indios no podían vender sus tierra no los españoles podían comprar sus tierras. Esto era así porque la Corona Española tenía conciencia de que un ser humano sin tierra es alguien condenado a la muerte, sin posibilidad de trabajo y de manutención propia.
Hoy, que se festeja un nuevo aniversario del nacimiento de la nación mexicana, queda claro que no se tiene la independencia ni la autonomía frente a intereses extranjeros. Esto es así gracias a las Reformas estructurales del Presidente actual. Sus reformas permiten la compra-venta, así como la “ocupación temporal”, de la tierra  de los campesinos para que las empresas extranjeras las ocupen a fin de poder extraer recursos energéticos.
Las nuevas leyes sancionan subocupar las tierras y, en cambio, premian, sobreocuparlas. Subocuparlas significaría que los campesiona empleen las tierras para producir sus bienes y alimentos. Sobreocuparlar querría decir, en cambio, que los empresarios ocupen esas mismas tierras para extraer energéticos expulsando para ellos a todos los campesinos que habitan históricamente sobre ellas.
La ironía en todo esto radica en que mientras la Corona Española protegió durante algunos años las tierras de los indios a fin de que ellos no recibieran abusos de los españoles; la nación mexicana, en cambio, legisla a favor de los intereses de las empresas particulares para que éstas se enriquezcan provocando la muerte de los campesinos; extrayéndolos de su fuente nutricia: la tierra.
Conclusión: la misión de la Corona española que consistía en desaparecer a la población natural fue una misión que finalmente vino a concluir la nación independiente, libre y soberana. Una misión que sus presidentes actuales se esfuerzan por cumplir a fin de satisfacer intereses extranjeros.