miércoles, 8 de junio de 2011

El Estado moderno y la aniquilación de identidades

Comentario a "Chiapas y la conquista inconclusa", entrevista a Bolívar Echeverría



A lo largo de América Latina, Bolívar Echeverría observa que la violencia del Estado nacional ha sido y es padecida actualmente por las poblaciones indígenas, por ejemplo, los indigenas de Chiapas.
Actualmente, los Estados no están en posibilidad —ni tienen la “voluntad”— de solucionar los problemas de los indígenas, ya que la tarea que les ha encomendado la modernidad capitalista es concluir el proceso de conquista que se inició en el siglo XVI, pero que en los indígenas ha sido aplazado hasta hoy. Aunque el Estado promueva proyectos de “integración” de las comunidades indigentes, en realidad su tarea es dar la “solución final (Endlösung) de la cuestión indígena”, es decir, eliminarlas. Tal tarea de eliminación consiste en que el Estado, o bien sólo los acepta si ellos se han occidentalizado, o bien los ignora porque no tienen su forma occidental-moderna; esto es, dice Echeverría, o ellos se dejan transformar por el Estado, o ellos “se convencen de la necesidad de esfumarse”.
Los indios, sino fueron acabados en la conquista, serán acabados por sus Estados. El Estado moderno ha tomado más decididamentela tarea de finiquitar la Conquista, que la propia Corona española del siglo XVI, y, por ello, impulsa la estrategia de la segregación (apartheid). El Estado afirma ser la parte vencedora del proceso de la conquista y cierra la posibilidad del mestizaje, aún cuando sus discursos democráticos rechazan la segregación. La solución final, sin embargo, la hará el Estado por la vía aparentemente “civilizada”.
El Estado tolerará su “autonomía” con la seguridad de que será el “Dios” moderno, la “lógica del valor mecantil”, quien los atraerá a su reino, el de los propietarios privados pero de sus respectivas fuerzas de trabajo. El Estado acepta a las poblaciones indígenas, si ellas aceptan dejar de ser lo que son, si aceptan auto-aniquilarse, si ellas se dan la forma que el Estado les imprime para pasar a ser “connacionales”. Al indigena se le tolerará o soportará, en cuanto él haya aceptado transformarse. Echeverría niega que el Estado quiera abrirse a estas identidades porque su “forma” cierra tal posibilidad. Para que los indios puedan sobrevivir, el Estado tendría que replantearse o darse una “autotransformación radical de la modernidad política en cuanto tal”.